Daniel Cedeño


Hombre de fe inquebrantable, oración y comunión diaria, quien desde
hace 23 años es el sacristán mayor y, junto al rector de la Basílica custodio celoso de Nuestra Señora del Valle.


A partir de los 7 años, comienza a acudir a la iglesia en compañía de su
madre Vidalina de Cedeño, quien en vida fuera fiel devota de la Virgen
del Valle, y es desde los 10 años de edad, cuando inicia su servicio en el
altar como monaguillo, posteriormente, pasa a laborar en el museo
Diocesano de la Virgen del Valle durante 4 años. En tiempos de
Monseñor Carlos Romero y el Pbro. Roger Faneite es nombrado
Sacristán de la Basílica Menor Nuestra Señora del valle, hasta la
actualidad. Comenta que fue una alegría muy grande, porque esto le
daría más cercanía a nuestra madre.

El acto de subir y bajar la Imagen de Nuestra Señora Del Valle. Una gran
responsabilidad. “Es algo muy delicado, uno debe ser más responsable.
Se siente una emoción muy bonita interiormente, estar más cerquita,
tocarla, cuidándola, custodiándola, día y noche. Es tener esa dicha, que
sólo ella concede, de estar tan apegado a ella.”
Al llegar sus fiestas, en ese inicio del mes, el más esperado para los
margariteños y el resto del país, refiere que al abrir sus puertas en el
camarín el 01 de septiembre, le embarga una emoción muy grande para
su bajada, y verla recorrer su balcón principal y bajar a través de las
escaleras internas, en manos de los sacerdotes y tenerla aún más cerca
de todo su pueblo, en su trono de fiesta, que se ubica en nave lateral.
A lo largo de los años, desempeñando esa labor tan importante y de gran
responsabilidad, hay anécdotas y momentos que han marcado su vida
dentro de la basílica, comenta que “una de ellas fue la vaguada vivida el
07 de diciembre de 2008, cuando me tocó subirla antes de tiempo porque
corría mucho peligro por la inundación que ocasionó el desbordamiento
del rio del valle, me vine corriendo desde mi casa, me persigne antes de
salir, y entrando en contra de la corriente a la iglesia, la conseguí
arrinconada en su trono, en medio del lodo, troncos, vidrios rotos,
piedras, me vi en la obligación de sacarla en medio de la corriente y
salvaguardarla en su camarín principal, y fue solo ella estar arriba, y de
inmediato bajó y calmó el nivel del agua”
“Ser el sacristán, y el responsable principal de la seguridad y
salvaguardar a la Virgen Del Valle, ha sido el mejor privilegio que me ha
pasado en la vida”.